martes, 23 de agosto de 2016

EDUCACIÓN NUTRICIONAL IGUAL A SALUD


Tras un año de mucho trabajo, retomo la idea de plasmar en el blog lo que anuncié en la presentación,  es decir, alguna novedad, reflexiones y respuestas a dudas, preguntas o preocupaciones que se me formulan en la consulta o en las conferencias.

En estos meses los temas sobre los que quería escribir se han ido amontonando de tal modo que ahora me es imposible elegir alguno para desarrollar una nueva entrada, son decenas, así que recurriré a lo más reciente.

Estoy releyendo un libro de José Mª Ordovás, bioquímico dedicado a estudiar la interacción entre lo que comemos y nuestros genes.

Ordovás está convencido de que muchas enfermedades podrían prevenirse con educación nutricional. Es una opinión que comparto, básicamente por un motivo, porque está demostrado científicamente que incluso el nivel de estudios que posee una persona afecta a la calidad de sus hábitos dietéticos.

Si esto es así y cada vez hay más personas interesadas por mejorar su alimentación e incluso más universitarios en nuestro país, sería lógico pensar que podemos ver una reducción en la incidencia de algunas patologías conforme se amplíe el número de personas preocupadas por comer bien. Pero me temo que no va a ser así, en algunos casos va a ocurrir precisamente lo contrario.

¿Qué hace una persona o una pareja cuando decide mejorar sus hábitos dietéticos? ¿Dónde buscan información?.  Habiendo como hay muchas fuentes y recursos, al final de dicha búsqueda pueden pasar dos cosas: que reduzcan su riesgo de enfermar o que lo aumenten, porque no todo lo que puede leerse o nos cuentan fomenta la salud, a veces es incluso peligroso adoptar ciertas sugerencias.

¿Es fácil saber cómo acertar? Si y no. Depende.

En la última conferencia que impartí hace unos días, una persona del público, al finalizar, confesó públicamente que no lo hacía bien, es decir, que las explicaciones que acababa de oír sobre lo que se entiende por dieta saludable confirmaban lo que ella ya sabía, que comía mal porque no le gustaba ni el pescado ni la verdura.

¿Crees que era una persona joven, tal vez con sobrepeso?. Todo lo contrario, era una mujer de 70 años, en su peso y con una vitalidad envidiable.

El resto del público esperaba una respuesta de mi parte del estilo: “ no seguir una dieta variada aumenta el riesgo de contraer determinadas enfermedades” “ debería hacer el esfuerzo de comer mejor”.

Siendo esto lo más correcto que le podía decir, la respuesta fue otra pregunta: “¿se imaginan que nos entierre a todos?, si esto ocurre…..¿qué hacemos con todos los consejos que les acabo de dar? ¿significa que las recomendaciones de las autoridades sanitarias no son útiles?, ¿dejaría de ser cierto que esto es bueno para la salud?.
No.

1.       La mayor parte de la población mejoraría su salud si siguiera las diez claves que expuse en la charla.
2.       Eso no quiere decir que no exista un porcentaje de personas que pudieran beneficiarse de algunos cambios sobre esos conceptos básicos.
3.    Cambiar radicalmente el patrón dietético que hemos aprendido de nuestros antepasados puede suponer un riesgo para nuestra salud.

Los estudios científicos avalan lo anterior, de hecho, si gracias a la educación nutricional que debiera impartirse en los colegios, la población aplicara unas simples reglas a su rutina dietética, la morbimortalidad se reduciría drásticamente.

Para hacer más visibles estos estudios voy a añadir una pestaña (NOTICIAS) donde iré mostrando de modo resumido lo que los científicos van demostrando o descubriendo respecto a la nutrición o algunas enfermedades relacionadas con ella.

Por cierto, si te preguntas por las diez claves dietéticas a las que me he referido y que fueron el argumento principal de la última conferencia que he impartido, te cuento: tras haberlas escrito en esta entrada las he borrado porque sé que simplificar demasiado respecto a qué comer o dejar de comer puede llevar a malos entendidos y que lo mejor es siempre, personalizar,  en el sentido más amplio del término.

¿Me contradigo si digo que es necesaria una mayor educación nutricional y a la vez no quiero enumerar unos cuantos consejos dietéticos? No, lo que ocurre es que no es lo mismo educar que escribir sobre nutrición en un blog.

Y hablando de educación nutricional, éste es el título (o multitítulo) del libro de Ordovás: “La nueva ciencia del bienestar. Nutrigenómica. Cómo la ciencia nos enseña a llevar una vida sana”.