Tras un año de mucho trabajo, retomo la idea de plasmar en el blog lo que anuncié en la presentación, es decir, alguna novedad, reflexiones y respuestas a dudas, preguntas o preocupaciones que se me formulan en la consulta o en las conferencias.
En estos meses los temas sobre los que
quería escribir se han ido amontonando de tal modo que ahora me es imposible
elegir alguno para desarrollar una nueva entrada, son decenas, así que
recurriré a lo más reciente.
Estoy releyendo un libro de José Mª Ordovás, bioquímico
dedicado a estudiar la interacción entre lo que comemos y nuestros genes.
Ordovás está convencido de que muchas enfermedades podrían
prevenirse con educación nutricional. Es una opinión que comparto, básicamente
por un motivo, porque está demostrado científicamente que incluso el nivel de estudios que posee una persona afecta a la calidad de sus hábitos dietéticos.
Si esto es así y cada vez hay más personas interesadas por
mejorar su alimentación e incluso más universitarios en nuestro país, sería lógico pensar que podemos ver una reducción en
la incidencia de algunas patologías conforme se amplíe el número de personas
preocupadas por comer bien. Pero me temo que no va a ser así, en algunos casos
va a ocurrir precisamente lo contrario.
¿Qué hace una persona o una pareja cuando decide mejorar sus
hábitos dietéticos? ¿Dónde buscan información?. Habiendo como hay muchas fuentes y recursos, al final de dicha búsqueda pueden pasar dos cosas: que
reduzcan su riesgo de enfermar o que lo aumenten, porque no todo lo que puede
leerse o nos cuentan fomenta la salud, a veces es incluso peligroso adoptar ciertas sugerencias.
¿Es fácil saber cómo acertar? Si y no. Depende.
En la última conferencia que impartí hace unos días, una
persona del público, al finalizar, confesó públicamente que no lo hacía bien,
es decir, que las explicaciones que acababa de oír sobre lo que se entiende por
dieta saludable confirmaban lo que ella ya sabía, que comía mal porque no le
gustaba ni el pescado ni la verdura.
¿Crees que era una persona joven, tal vez con sobrepeso?.
Todo lo contrario, era una mujer de 70 años, en su peso y con una vitalidad
envidiable.
El resto del público esperaba una respuesta de mi parte del
estilo: “ no seguir una dieta variada aumenta el riesgo de contraer
determinadas enfermedades” “ debería hacer el esfuerzo de comer mejor”.
Siendo esto lo más correcto que le podía decir, la respuesta
fue otra pregunta: “¿se imaginan que nos entierre a todos?, si esto ocurre…..¿qué
hacemos con todos los consejos que les acabo de dar? ¿significa que las
recomendaciones de las autoridades sanitarias no son útiles?, ¿dejaría de ser
cierto que esto es bueno para la salud?.
No.
1.
La mayor parte de la
población mejoraría su salud si siguiera las diez claves que expuse en la charla.
2.
Eso no quiere decir que no
exista un porcentaje de personas que pudieran beneficiarse de algunos cambios
sobre esos conceptos básicos.
3. Cambiar radicalmente el patrón dietético que hemos
aprendido de nuestros antepasados puede suponer un riesgo para nuestra salud.
Los estudios científicos avalan lo anterior, de hecho, si
gracias a la educación nutricional que debiera impartirse en los colegios, la población aplicara unas simples reglas a
su rutina dietética, la morbimortalidad se reduciría drásticamente.
Para hacer más visibles estos estudios voy a añadir una
pestaña (NOTICIAS) donde iré mostrando de modo resumido lo que los científicos
van demostrando o descubriendo respecto a la nutrición o algunas enfermedades
relacionadas con ella.
Por cierto, si te preguntas por las diez claves dietéticas a
las que me he referido y que fueron el argumento principal de la última conferencia que he impartido, te cuento: tras haberlas escrito en esta entrada las he borrado
porque sé que simplificar demasiado respecto a qué comer o dejar de comer puede
llevar a malos entendidos y que lo mejor es siempre, personalizar, en el sentido
más amplio del término.
¿Me contradigo si digo que es necesaria una mayor educación
nutricional y a la vez no quiero enumerar unos cuantos consejos dietéticos? No, lo que ocurre es que no es lo mismo educar que escribir sobre nutrición en un blog.
Y hablando de educación nutricional, éste es el título (o
multitítulo) del libro de Ordovás: “La nueva ciencia del bienestar.
Nutrigenómica. Cómo la ciencia nos enseña a llevar una vida sana”.