Hace unas semanas impartí una
charla sobre alimentación y riesgo cardiovascular y dado que algunas personas
interesadas en el tema no pudieron oírla, intentaré hacer un resumen que
aparecerá en el blog en varias entregas. Seguramente añadiré algún dato o
comentario nuevo.
PARTE I: Las cifras.
En España, cerca de 100.000
personas sufren un infarto de miocardio cada año, 33.000 fallecen antes de
llegar al Centro de Salud, y 130.000 son víctimas de un ictus. Esto supone
cerca de 70.000 fallecimientos. Anoche mismo falleció Terele Pávez, actriz, a
los 78 años, de un ictus que le ha robado unos 7 años de vida.
En el 40% de los casos de ictus,
las secuelas producen una incapacidad grave. Pensemos lo que supone esto para
la vida de la pareja y cómo cambia el día a día de toda la familia. Todos
conocemos casos, por desgracia, de personas cada vez más jóvenes, cuyas
consecuencias repercuten de manera definitiva para el resto de sus vidas.
Antonio Banderas habla en El PAIS
de lo que le ocurrió en enero: “Sufrí un ataque al corazón el 26 de enero, pero
tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños". "Me sometí a
una intervención en la que se me implantaron tres stents en las arterias coronarias”.
Imagino que dice que su infarto
fue benigno porque no lo mató. También reconoció que se está replanteando muchas cosas, o sea, cambiar sus hábitos de vida tal y como le han aconsejado sus médicos de Ginebra. Por cierto, no me parece correcto que los medios de comunicación hablen de "pequeño susto" al hecho de sufrir un infarto, a lo mejor es pequeño porque uno no es consciente de lo que le ha ocurrido
Reducir el número de fallecidos o
la gravedad de estos eventos es muy sencillo, la dificultad está en que la
población aprenda a hacerlo, mejor dicho, que le lleguen correctamente las
recomendaciones dietéticas y de estilo de vida, para poder lograrlo.
Antes de explicar cómo podemos, con
cambios en nuestra dieta diaria, reducir el riesgo de sufrir ictus e infartos, voy a dar algún dato más sobre la evolución de
estas enfermedades.
El más importante es que es un proceso muy lento que no suele dar señales de
alerta, porque no produce dolor ni ningún otro síntoma hasta que se produce el desenlace final. A partir de los 40
años empiezan a darse casos, los cuales se van incrementando a medida que
aumenta la edad.
Difícilmente pueden producirse antes de los
40 años, ya que es un proceso, como digo, lento y muy complejo. Participan
muchos factores y al final se obstruye parcial o totalmente el flujo sanguíneo por la llamada placa de ateroma.
En la imagen está coloreada en
amarillo dicha placa. Además, la placa de ateroma puede romperse con facilidad, provocando
desprendimientos que obstruyen o rompen
los vasos en zonas alejadas.
Evidentemente, las consecuencias de este proceso no se reduce
a los infartos y los ictus nombrados en el título, van a producir alteraciones
de la salud muy variadas. Por poner un ejemplo, la causa más común de la
disfunción eréctil en hombres mayores de 40 años es ésta.
Los factores que clásicamente se
han considerado responsables de los infartos y los ictus son la hipertensión
arterial, el colesterol alto, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo y la edad
avanzada entre otros, sin embargo, en los próximos textos que publicaré,
especificaré las verdaderas alteraciones bioquímicas que deben evitarse (o
pueden mejorarse) mediante la dieta. También introduciré el papel que juega la
genética en todo esto.
En España, de 1,5 a 2 millones de hombres, entre 25 y 70 años,
sufre disfunción eréctil, y la causa es, entre el 60 y el 80 %, vascular.
Los factores que clásicamente se
han considerado responsables de los infartos y los ictus son la hipertensión
arterial, el colesterol alto, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo y la edad
avanzada entre otros, sin embargo, en los próximos textos que publicaré,
especificaré las verdaderas alteraciones bioquímicas que deben evitarse (o
pueden mejorarse) mediante la dieta. También introduciré el papel que juega la
genética en todo esto.