¿PODEMOS EVITAR LOS ICTUS Y LOS INFARTOS?. Parte II, Las causas.
En la primera parte acabé enumerando los factores de riesgo que clásicamente se han considerado responsables de los infartos y los ictus:
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la hipertensión arterial
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el colesterol elevado
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el tabaco
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la obesidad
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el sedentarismo
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la edad avanzada
Adelanté que publicaría
información sobre las verdaderas causantes, es decir, alteraciones bioquímicas
que pueden controlarse con la dieta.
¿ Acaso los factores de
riesgo de la lista no son los responsables de los ictus y los infartos?.
Directamente, no, es decir, es como afirmar que conducir mata. La mayoría de
los conductores no van a sufrir un accidente mortal en su vida, ahora bien, si
uno se pone al volante bebido y conduce por una carretera con hielo, tiene las
horas contadas.
En el caso que nos ocupa,
a qué equivalen las placas de hielo y el alcohol?. Empecemos hablando del ESTRÉS OXIDATIVO.
El estrés oxidativo es el factor clave en el desarrollo y progresión
de las enfermedades cardiovasculares así como en el de otras muchas.
Se produce cuando en
nuestro cuerpo existe una cantidad excesiva de radicales libres, que son
especies químicas que dañan las células, todas
las células de nuestro cuerpo, por tanto tienen la capacidad de provocar
enfermedades tan distintas como las cardiovasculares, las neurodegenerativas o
el cáncer.
Es inevitable que nuestro
metabolismo produzca radicales libres, es inherente a la propia vida. Si
dejamos una pieza de hierro cerca del mar seguro que se oxida…. o no, todo
depende de si lo hemos protegido adecuadamente de la humedad. Algo parecido
sucede con nuestras células, que están sometidas a un riesgo de destrucción por
el propio paso de los años, pero que gracias a la alimentación podemos modular.
¿Cómo nos podemos proteger del estrés oxidativo?. Existen
tres formas:
1. Tomando antioxidantes para anular los radicales libres.
2. Realizando actividad física moderada.
3. Evitando hábitos que aumenten la producción de dichos
radicales libres como el ejercicio de alta intensidad o fumar.
La actividad física moderada aumenta la producción de antioxidantes endógenos, por eso, evitar el sedentarismo se asocia a una mejor salud.
Respecto a las sustancias
con capacidad para “destruir” los radicales libres, es decir, con poder
antioxidante, de momento, las que mejor se han descrito son las siguientes:
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Betacarotenos.
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Flavonoides.
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Selenio.
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Vitamina A.
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Vitamina E.
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Vitamina C.
¿Podemos tomarlas en suplementos dietéticos?. No debemos hacerlo
porque existe la certeza de que tomadas en grandes cantidades (suplementos) pueden
ser perjudiciales e incluso aumentar el riesgo de sufrir algunos cánceres. Si
estas sustancias las obtenemos de nuestra dieta son totalmente beneficiosas.
Los betacarotenos y los flavonoides son las sustancias que dan el color
a las verduras y las frutas, es el caso de la zanahorias, pimientos rojos,
tomate, espinacas o la yema del huevo.
El selenio se encuentra repartido en la naturaleza en alimentos muy
diferentes. Forma parte de las sustancias que el propio cuerpo fabrica para
luchar contra los radicales libres, de ahí su importancia. Es abundante en las
nueces de Brasil, el marisco o la carne.
La vitamina A puede producirla el organismo a partir de los betacarotenos,
y como tal vitamina A está presente en el hígado de pescado y carne, porque es
donde se almacena; en la leche entera o enriquecida con vitamina A y sus
derivados, como el queso; en el pescado azul, y en los huevos.
La vitamina E la ingerimos a través de los aceites vegetales y de los
frutos secos.
La vitamina C, como todo el mundo sabe, es fácil de obtener comiendo
cítricos, kiwi, fresas u otros vegetales.
Para finalizar esta parte
recalcaré que para que se forme la placa de ateroma que describí en la entrada
anterior, debe producirse la oxidación de las lipoproteínas LDL (colesterol
malo), entre otras sustancias. No es tan peligroso, pues, tener alto el
colesterol LDL como tener cifras más bajas pero presentar estrés oxidativo.