sábado, 9 de diciembre de 2017

¿PODEMOS EVITAR LOS ICTUS Y LOS INFARTOS?. Parte II. Las causas.


¿PODEMOS EVITAR LOS ICTUS Y LOS INFARTOS?. Parte II, Las causas.

En la primera parte acabé enumerando los factores de riesgo  que clásicamente se han considerado responsables de los infartos y los ictus:
-         la hipertensión arterial
-         el colesterol elevado
-         el tabaco
-         la obesidad
-         el sedentarismo
-         la edad avanzada

Adelanté que publicaría información sobre las verdaderas causantes, es decir, alteraciones bioquímicas que pueden controlarse con la dieta.

¿ Acaso los factores de riesgo de la lista no son los responsables de los ictus y los infartos?. Directamente, no, es decir, es como afirmar que conducir mata. La mayoría de los conductores no van a sufrir un accidente mortal en su vida, ahora bien, si uno se pone al volante bebido y conduce por una carretera con hielo, tiene las horas contadas.

En el caso que nos ocupa, a qué equivalen las placas de hielo y el alcohol?. Empecemos hablando del ESTRÉS OXIDATIVO.

El estrés oxidativo es el factor clave en el desarrollo y progresión de las enfermedades cardiovasculares así como en el de otras muchas.

Se produce cuando en nuestro cuerpo existe una cantidad excesiva de radicales libres, que son especies químicas que dañan las células, todas las células de nuestro cuerpo, por tanto tienen la capacidad de provocar enfermedades tan distintas como las cardiovasculares, las neurodegenerativas o el cáncer.

Es inevitable que nuestro metabolismo produzca radicales libres, es inherente a la propia vida. Si dejamos una pieza de hierro cerca del mar seguro que se oxida…. o no, todo depende de si lo hemos protegido adecuadamente de la humedad. Algo parecido sucede con nuestras células, que están sometidas a un riesgo de destrucción por el propio paso de los años, pero que gracias a la alimentación podemos modular.

¿Cómo nos podemos proteger del estrés oxidativo?. Existen tres formas:

1.     Tomando antioxidantes para anular los radicales libres.
2.     Realizando actividad física moderada.
3.    Evitando hábitos que aumenten la producción de dichos radicales libres como el ejercicio de alta intensidad o fumar.


La actividad física moderada aumenta la producción de antioxidantes endógenos, por eso, evitar el sedentarismo se asocia a una mejor salud.

Respecto a las sustancias con capacidad para “destruir” los radicales libres, es decir, con poder antioxidante, de momento, las que mejor se han descrito son las siguientes:

-         Betacarotenos.
-         Flavonoides.
-         Selenio.
-         Vitamina A.
-         Vitamina E.
-         Vitamina C.

¿Podemos tomarlas en suplementos dietéticos?. No debemos hacerlo porque existe la certeza de que tomadas en grandes cantidades (suplementos) pueden ser perjudiciales e incluso aumentar el riesgo de sufrir algunos cánceres. Si estas sustancias las obtenemos de nuestra dieta son totalmente beneficiosas.

Los betacarotenos y los flavonoides son las sustancias que dan el color a las verduras y las frutas, es el caso de la zanahorias, pimientos rojos, tomate, espinacas o la yema del huevo.

El selenio se encuentra repartido en la naturaleza en alimentos muy diferentes. Forma parte de las sustancias que el propio cuerpo fabrica para luchar contra los radicales libres, de ahí su importancia. Es abundante en las nueces de Brasil, el marisco o la carne.

La vitamina A puede producirla el organismo a partir de los betacarotenos, y como tal vitamina A está presente en el hígado de pescado y carne, porque es donde se almacena; en la leche entera o enriquecida con vitamina A y sus derivados, como el queso; en el pescado azul, y en los huevos.
La vitamina E la ingerimos a través de los aceites vegetales y de los frutos secos.

La vitamina C, como todo el mundo sabe, es fácil de obtener comiendo cítricos, kiwi, fresas u otros vegetales.

Para finalizar esta parte recalcaré que para que se forme la placa de ateroma que describí en la entrada anterior, debe producirse la oxidación de las lipoproteínas LDL (colesterol malo), entre otras sustancias. No es tan peligroso, pues, tener alto el colesterol LDL como tener cifras más bajas pero presentar estrés oxidativo. 

lunes, 14 de agosto de 2017

¿PODEMOS EVITAR LOS ICTUS Y LOS INFARTOS?. Parte I.

  
 Hace unas semanas impartí una charla sobre alimentación y riesgo cardiovascular y dado que algunas personas interesadas en el tema no pudieron oírla, intentaré hacer un resumen que aparecerá en el blog en varias entregas. Seguramente añadiré algún dato o comentario nuevo.

PARTE I: Las cifras.

 En España, cerca de 100.000 personas sufren un infarto de miocardio cada año, 33.000 fallecen antes de llegar al Centro de Salud, y 130.000 son víctimas de un ictus. Esto supone cerca de 70.000 fallecimientos. Anoche mismo falleció Terele Pávez, actriz, a los 78 años, de un ictus que le ha robado unos 7 años de vida.

 En el 40% de los casos de ictus, las secuelas producen una incapacidad grave. Pensemos lo que supone esto para la vida de la pareja y cómo cambia el día a día de toda la familia. Todos conocemos casos, por desgracia, de personas cada vez más jóvenes, cuyas consecuencias repercuten de manera definitiva para el resto de sus vidas.

 Antonio Banderas habla en El PAIS de lo que le ocurrió en enero: “Sufrí un ataque al corazón el 26 de enero, pero tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños". "Me sometí a una intervención en la que se me implantaron tres stents en las arterias coronarias”.
Imagino que dice que su infarto fue benigno porque no lo mató. También reconoció que se está replanteando muchas cosas, o sea, cambiar sus hábitos de vida tal y como le han aconsejado sus médicos de Ginebra. Por cierto, no me parece correcto que los medios de comunicación hablen de "pequeño susto" al hecho de sufrir un infarto, a lo mejor es pequeño porque uno no es consciente de lo que le ha ocurrido 

 Reducir el número de fallecidos o la gravedad de estos eventos es muy sencillo, la dificultad está en que la población aprenda a hacerlo, mejor dicho, que le lleguen correctamente las recomendaciones dietéticas y de estilo de vida, para poder lograrlo.

 Antes de explicar cómo podemos, con cambios en nuestra dieta diaria, reducir el riesgo de sufrir ictus e infartos,  voy a dar algún dato más sobre la evolución de estas enfermedades.

 El más importante es que es un  proceso muy lento que no suele dar señales de alerta, porque no produce dolor ni ningún otro síntoma hasta que se produce el desenlace final. A partir de los 40 años empiezan a darse casos, los cuales se van incrementando a medida que aumenta la edad.

 Difícilmente pueden producirse antes de los 40 años, ya que es un proceso, como digo, lento y muy complejo. Participan muchos factores y al final se obstruye parcial o totalmente el flujo sanguíneo por la llamada placa de ateroma.

 En la imagen está coloreada en amarillo dicha placa. Además, la placa de ateroma puede romperse con facilidad, provocando desprendimientos que obstruyen o rompen  los vasos en zonas alejadas.

 Evidentemente,  las consecuencias de este proceso no se reduce a los infartos y los ictus nombrados en el título, van a producir alteraciones de la salud muy variadas. Por poner un ejemplo, la causa más común de la disfunción eréctil en hombres mayores de 40 años es ésta.
Los factores que clásicamente se han considerado responsables de los infartos y los ictus son la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo y la edad avanzada entre otros, sin embargo, en los próximos textos que publicaré, especificaré las verdaderas alteraciones bioquímicas que deben evitarse (o pueden mejorarse) mediante la dieta. También introduciré el papel que juega la genética en todo esto. En España, de 1,5 a 2 millones de hombres, entre 25 y 70 años, sufre disfunción eréctil, y la causa es, entre el 60 y el 80 %, vascular.

 Los factores que clásicamente se han considerado responsables de los infartos y los ictus son la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo y la edad avanzada entre otros, sin embargo, en los próximos textos que publicaré, especificaré las verdaderas alteraciones bioquímicas que deben evitarse (o pueden mejorarse) mediante la dieta. También introduciré el papel que juega la genética en todo esto.

sábado, 15 de abril de 2017

PESCADO Y DEPRESIÓN

De todas las entradas que he publicado en este blog, la que trata sobre el contenido de mercurio en el pescado ha sido la más leída. Me preocupa que algunos lectores piensen que, ante el riesgo, es preferible comer otros alimentos, por eso quiero alertar de los riesgos asociados al bajo consumo de pescado en relación con la depresión, aunque podría haber elegido entre un buen número de enfermedades.

Antes de nada hay que explicar qué sustancias contiene el pescado, en concreto el azul y qué hace que sea un alimento único. Llamamos pescados azules a los que tienen una cantidad de grasa superior al 1% de su peso. Dentro de este grupo se encuentran el atún, el salmón, la caballa, el boquerón o la sardina. La grasa que destaca por sus propiedades biológicas es la llamada omega-3 de cadena larga, para ser más exactos debemos hablar de los ácidos grasos EPA y DHA.  

Puede verse en las etiquetas de algunos alimentos porque se los han añadido, como en algunas margarinas o preparados lácteos, pero no están presentes de manera natural más que en las especies marinas.  Podemos encontrar otros omega-3 en alimentos como los frutos secos, pero no son ni EPA ni DHA. Si bien es cierto que nuestro organismo puede convertirlos en éstos, nuestra dieta actual dificulta este proceso.

¿Por qué son tan importantes los EPA y DHA para la salud?, porqué forman parte de las membranas celulares de cada una de nuestras células influyendo en todos los procesos vitales. Dependiendo del tipo y la proporción de los diferentes ácidos grasos que componen dicha membrana, sus funciones pueden verse afectadas. Así, cuando los ácidos grasos EPA y DHA se encuentran por debajo de la cantidad “saludable”, las patologías que pueden aparecer son importantes, tanto por el número como por la gravedad. 

Por otro lado, hay que recordar que la depresión es una enfermedad caracterizada por el desequilibrio entre neurotransmisores, por eso los tratamientos actúan sobre los niveles de sustancias como la serotonina, noradrenalina o dopamina. Pero, ¿qué produce dicho desequlibrio?. Cada vez hay más pruebas científicas de que la causa de la enfermedad tiene relación con la producción de sustancias inflamatorias, de hecho, las personas deprimidas tienen elevados los niveles de algunas de ellas como las citoquinas.

Y ahora cabe preguntarse, y ¿por qué se producen sustancias inflamatorias?. Se cree que el estrés provocado por acontecimientos vitales produce una alteración del sistema inmunitario e inflamatorio, con la ya comentada producción de citoquinas, que tras una sucesión de acontecimientos bioquímicos desembocan en la alteración de los niveles de neurotransmisores.

No todo el mundo acaba con depresión ante una vivencia dolorosa o traumática ya que depende de varios factores, pero resulta que estudios recientes han encontrado que existe una relación inversa entre sufrir depresión y el consumo de pescado rico en grasas omega-3, es decir, a mayor consumo, menor incidencia de trastornos neuropsiquiátricos. Tanto es así que se están empezando a utilizar como tratamiento para la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

Como conclusión podemos decir que el consumo de pescado azul, por su alto contenido en EPA y DHA, puede frenar el proceso bioquímico que conduce a la depresión o a otras enfermedades del sistema nervioso relacionadas con estados de inflamación. Del mismo modo, actúan moderando las consecuencias de estados inflamatorios de diversa índole, por eso enfatizo que el bajo consumo de pescado puede  afectar seriamente la salud.


Por cierto, hablando del sistema nervioso, pocas embarazadas saben que la captación de DHA por parte del cerebro y cerebelo de su futuro hijo se hace mucho más activa durante el último trimestre del embarazo, por tanto, con las precauciones necesarias, la dieta de las mujeres debe ser rica en pescado azul en los últimos meses de gestación. 

domingo, 15 de enero de 2017

CÓMO EVITAR EL AUMENTO DE PESO DURANTE LA MENOPAUSIA



Hace unas semanas organizamos la Semana de la Salud de la Mujer con el objetivo de informar a mujeres,  en edades cercanas a la menopausia, sobre problemas asociados a este momento de su vida.

Intervine dando una conferencia sobre alimentación,  que inicié preguntando a las asistentes si creían que comían bien. La idea era determinar qué aspectos  de su dieta les interesaban más. Saqué la conclusión de que el miedo a engordar era lo que más les preocupaba.

Por ello voy a comentar algunas cuestiones al respecto, sobre todo, dónde está la clave para evitar el aumento de peso.

La media está en un aumento del 6% del peso inicial, es decir, si pesas 60 kg, engordarás casi 4 kg. Es la media, es decir, hay mujeres que no sufren ninguna variación ponderal y hay otras que aumentan mucho más.

¿Cuál es la causa?.

El factor que más se ha estudiado es el cambio hormonal, es decir, la disminución de los estrógenos que se produce al cesar la edad fértil. Esto altera la secreción de algunas hormonas y otras sustancias que a su vez provoca:
  •         Aumento del apetito.
  •         Reducción de la sensación de saciedad.
  •         Predilección por alimentos grasos.
  •         Bajo consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono.


Existen otras causas, de entre las cuales  quiero destacar  la llamada DESHINBICIÓN DIETÉTICA. Si quieres mantener el peso a raya, este concepto es muy importante. Lo podemos definir como aquella conducta en la que, ante el aumento del apetito, la baja saciedad y la apetencia por alimentos grasos, la mujer se deja llevar y no pone interés en controlar estas sensaciones y sus efectos.

La deshinhibición dietética es,  en muchos casos, lo que marca la diferencia entre coger unos kilos de más o no, con lo que ello supone, a saber:

  • Acumulación de grasa abdominal.
  • Aumento del riesgo cardiovascular por aparición o empeoramiento de los factores de riesgo cardiovascular como la diabetes, dislipemias o hipertensión, entre otros.
  •  Incremento del riesgo de sufrir otras muchas patologías.


¿Qué debes hacer si decides controlar tu peso?

  •          Anota durante una semana qué comes y cuándo.
  •          Ordena tus notas cambiando aquello que puedes mejorar.
  •          Pasa tus notas a limpio, es decir, a un plan dietético semanal.
  •          Este menú semanal debe ser compatible con tu familia, trabajo y vida social.
  •          Revísalo periódicamente conforme vayas comprobando tu peso. Es posible que al principio adelgalces un poco. No te confíes.


Si tienes problemas para hacerlo o para cumplirlo, acude a un profesional con experiencia y de tu confianza, que te ayude a hacer los ajustes necesarios. Verás lo cómodo que resulta.

Necesitarás ayuda si:
  •          Vives sola.
  •          Tu primer embarazo ocurrió a una edad muy temprana.
  •          Si no amamantaste a tus hijos o lo hiciste durante un corto período de tiempo.
  •          La ganancia de peso durante el embarazo fue excesiva.


En estos casos el aumento de peso suele ser mayor, por tanto, es bueno tenerlo en cuenta y buscar asesoramiento.