La semana pasada impartí una
conferencia sobre la relación entre la dieta y el colesterol, la tensión
arterial y la diabetes.
Una de las asistentes intervino para compartir que su marido había fallecido hacía 5 meses de un infarto de miocardio. No hizo referencia alguna a si su alimentación respetaba las recomendaciones dietéticas que había explicado en mi exposición o si presentaba sobrepeso, solo destacó que los análisis estaban bien, es decir, no tenía colesterol ni era diabético.
Una de las asistentes intervino para compartir que su marido había fallecido hacía 5 meses de un infarto de miocardio. No hizo referencia alguna a si su alimentación respetaba las recomendaciones dietéticas que había explicado en mi exposición o si presentaba sobrepeso, solo destacó que los análisis estaban bien, es decir, no tenía colesterol ni era diabético.
Efectivamente, no todas las
personas con valores normales en sangre de colesterol o glucosa, o sin hipertensión, están a salvo, ni las que presentan estos factores de riesgo van a sufrir un
infarto o un ictus de manera irremediable. Comento esto porque ya expliqué en la entrada anterior que
hay factores de riesgo que no se muestran en los análisis rutinarios, como el
estrés oxidativo. Ni siquiera podemos estar seguros
de que una dieta saludable, hacer ejercicio y evitar el tabaco sean un seguro de
vida.
Hace unos días, el marido de
una paciente, que ha sufrido dos infartos, estaba seguro de que la culpa de lo
que le había pasado había sido del estrés.
En cualquier caso, ante cualquier factor negativo, incluso aunque
exista una predisposición genética, no puede cuestionarse que lo que comemos
marca la diferencia entre sufrir un evento cardiovascular o no, o entre sobrevivir
o no.
Voy a exponer, a modo de resumen,
los consejos dietéticos que pueden reducir de manera muy importante el riesgo de
sufrir un problema cardiovascular y sus secuelas.
Vaya por delante que hay que
eliminar el tabaco y el estrés.
Basándome en el modelo de dieta
más extendido entre la población española, enumeraré los cambios que hay que
hacer en la alimentación diaria. Por cierto, de momento plantéate llevar a cabo
uno o dos de estos cambios, y luego continúas aplicando estas recomendaciones.
Ir poco a poco, te facilitará la labor, porque cambiar los hábitos
dietéticos no es fácil.
Perdón, una cosa más. Fíjate en
las dos imágenes de abajo. La de la izquierda es una
arteria parcialmente obstruida, que en poco tiempo podría evolucionar y
bloquear por completo el riego sanguíneo. La de la derecha es la misma, tras la
realización de una dieta saludable. Las fotografías fueron tomadas en 1972 por
ML Armstrong. Como puede observarse, una dieta adecuada obra milagros.
Con la información que tenemos a día de hoy, lo que aconsejo para reducir el riesgo de sufrir un infarto o un ictus es lo siguiente:
1. Sustituye:
·
La leche semidesnatada o entera, por leche
desnatada.
·
La nata, mantequilla, margarina y otras salsas,
por aceite de oliva virgen.
·
Algún plato de carne por pescado hasta igualar
la cantidad de pescado consumido respecto a la de carne.
·
Algún plato de carne por frutos secos (un puñado
de unos 30 g).
2. Elimina:
·
Bollería y alimentos azucarados de tu rutina
diaria.
3. Aumenta:
·
El consumo de legumbres hasta 3-4 veces por
semana.
· El consumo de frutas y verduras hasta, por lo
menos, 5 raciones al día. Una ración será en crudo (ensalada).
·
Los alimentos integrales (ricos en fibras).
4. Reduce:
· El consumo de carnes grasas y derivados cárnicos
como las hamburguesas, embutidos o fiambres.
· La cantidad de sal que añades o los alimentos
que llevan sal.
5. Utiliza
siempre aceite de oliva virgen.
Podría añadir o puntualizar
bastantes recomendaciones más, pero con esto y aplicando técnicas culinarias
tradicionales como el sofrito y el empleo del plato único, la mejoría de la
salud cardiovascular puede mejorar considerablemente.
Y para finalizar, hay una serie
de hábitos de vida que se suman a los beneficios de una dieta cardioprotectora
como hacer la siesta, tomarse la vida con filosofía, hacer actividad física o
reunirse con amigos.
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